martes, 15 de septiembre de 2009

Libre mercado: el gran engaño

La verdad es que muchas veces me pongo a pensar qué tipo de mundo le vamos a legar a nuestros hijos y las respuestas que encuentro son descorazonadoras. La mayoría de la veces es más dificil enfrentarse a las respuestas que a las preguntas y este es uno de esos casos. La verdad innegable es que el actual sistema económico fuerza a que la dirección del futuro de la humanidad sea uno, la barbarie. Muchos pensarán que exagero pero quizás despues de leer las líneas venideras pueda hacerme entender.

El sistema económico predominte en el primer mundo es un sistema de aglomeración, acumulación de capital en determinadas empresas, es decir, con el tiempo unas empresas van prevaleciendo sobre otras de tal maner que es inevitable ( sin regulación del mercado) la creación de monopolios que no son otra cosa que la supremacia de un empresa sobre el resto de las empresas del sector. Cuando la empresa monopolista es ya "dueña" de todo el mercado entonces salta a otros sectores de negocio donde el ciclo vuelve a repetirse de tal manera que finalmente todo el capital queda reducido a un numero muy pequeño de empresas; llevando este sistema hasta el limite finalmente únicamente habria una empresa que mantendría el monopolio en todos los sectores productivos.

Sin embargo el problema de este sistema es que cuando todo el capital esté en unas pocas manos no habrá capital en manos de la gran multitud con lo que no se podrá comprar aquellos bienes o servicios de las empresas monopolistas. A este problema no le ha encontrado solución aún los grandes defensores del "libre mercado". Así pues el libre mercado se manifiesta como una ilusión a ojos de la multitud ya que es un sistema predecible donde el fin ya está escrito. En este tipo de mundo al igual que el capital el poder quedaría en manos de las empresas. La trasferencia de poder desde los gobiernos hacia las empresas es mayor cuanto mayor es la empresa. Un claro ejemplo de lo que hablo lo hemos podido presenciar durante la acutal crisis económica donde se decía sin sonrojarse que determinados bancos eran demasiado grades para dejarlos caer y entonces se forzó a los gobiernos a inyectar inmensas cantidades de dinero que las pagaran los ciudadanos y los hijos de estos. En el momento en que las empresas marcan las normas el ciudadano está totalmente desprotegido y el destino que le queda es algún tipo de esclavitud. Sin un gobierno que defienda a los ciudadonos de la voracidad de las empresas ,que cada año deben crecer para poder pagar dividendos a los accionistas, lo que nos queda es la barbarie.

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