Durante los últimos días, hemos podido asistir a la demostración más importante hasta la fecha del patriotismo de hojalata que es capaz de mostarnos el Partido Popular. Todo ello a raiz de las acusaciones contra el gobierno sobre espionaje a algunos de sus dirigentes. Yo estoy convencido de que tales acusaciones son falsas ya que de lo contario estaría en manos de los jueces. La señora de Cospedal nos deleitó antes de ayer con una rueda de prensa donde decía que en efecto esto está consolidado sobre dos denuncias una en Canarias y otra en Valencia. Sin embargo dichas denuncias no son sobre los supuestos pichazos telefónicos ni mucho menos, se centran en otras cuestiones como la revelación de datos de sumarios secretos.
Con todo esto podemos percatarnos hasta que punto el Partido Popular está dispuesto a dañar cualquier institución del Estado ( Jueces, Policía, Gobierno, etc) con tal de ocultar sus verdaderos problemas como son la mancha de corrupción que día a día parece extenderse más. Ayer sin ir más lejos el dirigente regional de Alicante denuncio ante los juzgados de IBI al alcalde de la localidad de Castalla por corrupción, se da la singularidad de que ambos son compañeros de partido.
Desde mi punto de vista es imperdonable el daño que a las instituciones democráticas le está haciendo el PP con esta estratégia de confusión y disimulación del grave problema de corrupción que los asola.
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