
Todos los analistas coinciden en que el cambio no es fortuito y que es una forma de reafirmación en sus pretensiones de reclamar todos los territorios que un día fueron del Islám. Si nos paramos a reflexionar esto es en sí mismo una locura y cuesta pensar que tales declaraciones tengan más fondo que el ser arengas para aumentar la moral de los convencidos. Reclamar tierras que pertenecieron a otro pueblo hace más de 5 siglos es inaudito.

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